domingo, 23 de dezembro de 2012

um de Cortázar

Esta noche, buscando tu boca en otra boca, 
casi creyéndolo, porque así de ciego es este río 
que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados, 
qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor 
sabiendo que el placer es ese esclavo innoble 
que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo. 
Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar 
ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas ni
esperanza.
Solo en mi casa abierta sobre el puerto
otra vez empezar a quererte,
otra vez encontrarte en el café de la mañana
sin que tanta cosa irrenunciable
hubiera sucedido.
Y no tener que acordarme de este olvido que sube
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
y no dejarme más que una ventana sin estrellas.


(Presencias - 1938)

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